Blog - La inteligencia institucional y mejora del sistema educativo

Es mucho lo que se ha venido hablando en materia educativa sobre los diferentes retos y problemas a los cuales se enfrenta este sector al momento de garantizar el acceso, la calidad, la pertinencia y la equidad de los estudiantes.

Una de las características que poseen los diferentes modelos educativos es la diversidad de sistemas de información que poseen y que son usados para analizar los avances y retrocesos que puedan presentar los diferentes niveles y actores que hacen parte de ellos. Algo que no necesariamente se está llevando de forma eficiente, ya que se necesita garantizar, no solo la estructura tecnológica, sino una transformación integral de los diferentes actores que hacen parte del proceso de diseño, levantamiento, análisis y visualización de los diferentes indicadores medidos desde los diferentes sistemas.


Que un sistema educativo cuente con un número elevado de datos que dan cuenta de indicadores orientados a la medición de la calidad, la equidad, el acceso y la pertinencia del sector, no significa que se estén aprovechando eficientemente estos datos. Uno de los principales retos que tienen muchos sistemas educativos, entre ellos el colombiano, está en cómo integrar y articular esta gran cantidad de datos para favorecer la medición de procesos de forma más significativa, tanto desde el punto de vista de las políticas públicas dispuestas, como desde el punto de vista conceptual de lo que se entiende por calidad, equidad, eficiencia, acceso y pertinencia, por citar algunos ejemplos.

 

La posibilidad de almacenamiento y análisis de grandes volúmenes de datos, a través de la nube y el Big Data, así como el desarrollo de la tecnología wearable y los sistemas empotrados, nos abre un escenario que exige, cada vez más, promover un entorno institucional que ayude a gestionar eficientemente el universo digital de datos que crece el doble cada año y se espera que pase de los 4,4 billones de gigabytes que se calculaba en 2013 a 44 billones de gigabytes en 2020. Un contexto que no solo amerita un alto volumen de inversión en software y hardware, sino también que se promuevan nuevas políticas, lineamientos y procesos que garanticen a las instituciones públicas y privadas sacar mayor provecho (a nivel de conocimiento) del mar de datos que hoy irrumpen en nuestras sociedades, a favor de una mejora integral de dicho sector.

 

El escenario que hoy tenemos ante nosotros, exige un trabajo interdisciplinario, orientado a ‘ganar terreno al mar’, en lo que se refiere a la gestación de un marco de infraestructura, normativo, ético, formativo, comunicativo y de una nueva generación de indicadores. Todo esto, desde el uso de los datos, el análisis estadístico y los modelos explicativos y predictivos que ayuden a obtener información y actuar para la mejor resolución de los diferentes temas vinculados con la mejora del sistema educativo. Ello, con el objetivo final de brindarles a todos los actores involucrados en la mejora de la calidad y otros procesos educativos, el acceso a datos que ayuden a: una mejor toma de decisiones; dar respuestas a las diferentes presiones provenientes de factores internos y externos; la mejora de los procesos de enseñanza/aprendizaje; así como la promoción de un contexto que de una base consensuada alrededor de los elementos claves que dan cuenta de los diferentes indicadores que son tenidos en cuenta para medir los avances y retrocesos que puedan presentarse desde el sistema educativo.


Lograr el fortalecimiento de la inteligencia institucional, a favor de la mejora del sistema educativo, no es una tarea sencilla. Más allá del diseño de planes y procesos, se requiere promover un entorno público donde queden claro los potenciales beneficios que tanto los actores internos como los externos, recibirán a cambio de esta transformación institucional. Sobre todo si queremos tener en cuenta lecciones que han surgido de proyectos ambiciosos, que han hecho uso de altos recursos sin llegar a buen puerto (e.g. el proyecto InBloom, lanzado en 2013 y finalizado abruptamente en 2014, luego de haberse hecho una inversión inicial de 100MM de dólares y que terminó encallando por problemas de comunicación orientadas a lo aquí expuesto).

 

Artículo publicado en Colombia Digital.


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